Un cerdito zaragozano.
Un muro con una firma.
Un detalle.
Pero un buen detalle en positivo, pues ofrece color en un espacio que debe recobrarlo.
No hay que explicar nada más.
Un dibujo simpático.
Un muro con una firma.
Un detalle.
Pero un buen detalle en positivo, pues ofrece color en un espacio que debe recobrarlo.
No hay que explicar nada más.
Un dibujo simpático.
Se intenta esconder cuando el sol desaparece, pues tal vez sea una flor muy tímida.
Cuando hay mucha luz es provocadora, cuando está nublado se vuelve tímida.
Como cualquier persona de lo más habitual.
Depende de nuestro tamaño.
Pero lo cierto es que nadie sabe qué hay al otro lado.
Si alguien ha caído alguna vez, nunca ha vuelto para contárnoslo.
Lo cual no es pista suficiente.
Podría ser una opción tan positiva, que ya no quieren saber nada de nosotros.
Es Arte.
Intenta provocarnos.
Este señor ya estaba inventado antes del grafiti artístico.
Pero aun así su mirada denota ganas de jodernos.
Mantener una cierta distancia puede ser un primer punto obligado.
Y nada bueno.
Cuando ganamos amarillos y perdemos magentas, la cosa se puede complicar.
Pero lo peor de todo es cuando nos volvemos grises.
Las telas de araña solo crecen entre las basuras de otros, sobre huecos que ya no nos importan.
Todos vamos dejando huellas, incluso aunque seamos muy diminutos.
La suma de nuestra huellas van dejando surcos que podrían envolver el universo.
Los humores interiores se te escapan.
Somos agua.
Y curiosamente esa misma agua al evaporarse se vuelve a convertir en más agua.
Esa es la resurrección y la vida.
Nuestras aguas interiores no sabemos a quien pudieron pertenecer.
Nuestros humores pudieron ser antes humores de una flor escachada.
Somos nubes sólidas que sabemos hablar, leer y escribir.
Es una Nigella Damascena vista en Zaragoza.
También se la llama arañuela, negrilla, ajenuz o estrella de mar. Sus semillas son muy negras y puede crecer de manera silvestre, como es posible que haya sucedido en este caso, junto a otras hierbas en el centro de Zaragoza.
No nos miran.
Creemos.
Pero curiosamente solo los vemos cuando matamos al árbol.
Son ojos que están dentro.