28.2.13

La ventana inoportuna, que obligaba agacharse

Tuve que agacharme para verla bien, su ras de suelo resultaba incómodo y tal vez por ello los polvos y lodos se mezclaban con algunas hojas de hierbabuena. Era una ventana sobre otra ventana que tapaba otra ventana. Y todas para no asomarse, para tal vez ventilar, para dar luz si alguien se hubiera obligado a abrirlas de cuando en cuando, por si te ocurre necesitar aire fresco.

Era una ventana inoportuna que tendría su sentido en otras lunas. Hoy no la entendí.

Gaviota elegante, creando las estelas de la mar


Poderosa elegancia de la gaviota, creando estelas sobre la mar. Recta, mirando solo al frente, sabiéndose observada, empujándose con las patas sobre una mañana fría de febrero.

¿Por qué no se mojan las aves en el agua? ¿por qué no sienten frío, si yo voy tiritando embutido en mi abrigo? Igual es la chulería, que roduce el calor de saberse segura de sí misma.

27.2.13

Un sueño pintado en colores muy vivos


Sueño. 

Simplemente sueño mientras vivo. 

Vivo mientras sueño que soy un sueño y que vivo. 

Si el sueño está lleno de colores, es un sueño alegre, positivo, colorido de alegrías, optimista y abierto. 

Si el grande y redondo, será además un sueño rotundo, diáfano y tranquilizados. 

Aunque luego nunca los recordemos. 

Nunca logramos retenerlos pues ellos no quieren dejar de ser sueños para convertirse en realidades. 

Un sueño recordado ya no es un sueño, es una experiencia.

¿Dónde empiezan y acaban los sueños?


26.2.13

Qué quedará de nuestra ciudad dentro de 8 siglos?

Me gusta contemplar el arte antiguo, el que hicieron personas que nunca hemos conocido, profesionales mudéjares como el que tuvo que hacer este mosaico del que no sabemos nada. Donde nació, en qué barrio vivía, qué edad tenía, qué pensaba o comía mientras descansaba. Es imposible incluso sospechar nada sobre él, nos ha quedado su trabajo, del que él nunca sospechó que aguantaría tantos años hasta que tu y yo lo podamos contremplar desde cualquier lugar del mundo.

¿Es posible saber qué existirá de tu ciudad actual dentro de 8 siglos?, no, no se sabe, depende de muchos factores imposibles de controlar. Incluso es posible que lo que estés haciendo tu ahora, sea lo que quede y nadie lo sepa. Cosas del destino.

La nieve que nunca pude saber si realmente estaba fría

Venía desde Madrid cuando me he encontrado con la nieve a mis veras. En la ventanillas del tren, todo se me ha vuelto blanco sucio pues las nubes también amenazaban más. No hacía frío pero a cambio tampoco se podía bajar la ventanilla. Es la modernidad que lo evita. Quería sentir el frío helador en la cara pero era imposible, el calor me molestaba mientras veía aquellos paisajes, tanto que pensé que estaba viendo la televisión a través de mi ventana. 

Estaba viajando a 300 kilómetros por hora, pero no pude respirar el aire de la nieve. Estaba perfectamente prohibido.

25.2.13

Escaleras que ayudan a los pescadores a descansar

Escaleras oxidadas en agua de mar,  cruzadas o interrumpidas, desgastadas de subir hacia nunca no se sabe donde, de bajar siempre a los mismos sitios. Escaleras de piedra que aguantan los golpes de las tempestades ganando color verdoso del agua del puerto.  Normalmente sirven para bajar a los barcos, pero tras la labor, ayudan a reencontrarse con la vida calmada del hogar, de la comodidad hogareña. Son los primeros pasos de los pescadores que vuelven.

24.2.13

Una ventana que no sirve ni para escapar



Hay maravillosas ventanas inútiles, abiertas o cerradas a ningún lugar o a todos, pero que no sirven para asomarse. Una ventana que no sirva para mirar a su través es una ocasión perdida de lograr la libertad. 

Para poder escapar, antes debes estar sujeto a una puerta o una ventana, a un temor o a una cárcel. 

Cuando la ventana no sirve para asomarse y ver los futuros que esperan, no es una ventana, si acaso un hueco o un decorado, una repisa o un dibujo junto al mar. 

Este engaño está en Comarruga, pero podría estar en cualquier pensamiento poco exigente.

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There are wonderful useless windows, open or closed to nowhere and therefore to all, but they are not useful for leaning out.

A window that does not serve to look through is a lost opportunity to achieve freedom.

In order to escape, you must first be subject to a door or a window, to a fear or to a jail.

When the window does not serve to look out and see the futures that await, it is not a window, if perhaps a hole or a decoration, a shelf or a drawing by the sea.

This delusion is in Comarruga, but it could be in any undemanding thought. 

23.2.13

Las nubes negras que no sueltan lágrimas, solo asustan


Me gustan las pelea entre fuerzas de iguales, entre nubes negras que aparecen desde abajo contra nubes blancas y suaves que van avanzando desde arriba. 

Las unas amenazan con sus tonos oscuros con devorar a las débiles a poco que sean capaz de subir un poco de altura, pero las negras no son nunca capaces de izar el vuelo, tienden siempre a caer hacia el suelo más frío. 

Las blancas, aprovechando los últimos gritos solares van creciendo e intentar envolver las masas negras, pero si se acercan a ellas son devoradas y convertidas también en grises oscuros.


Al final, es la noche quien se apodera de ambos formaciones y las hace desaparecer a nuestras visiones. Nunca gana ninguna de las dos, siempre lo hace el cielo que cambia del azul intenso al apagado negro marengo.

Historia de una vieja puerta negra de bodega

Nunca me han gustado las puertas, ni las de entrar ni las de salir. 

Todas esconden dentro muchos secretos imposibles, muchas sombras y dudas. 

Pero nos tendemos a ir acostumbrando a todo lo complejo, para ir sobreviviendo. 

Esta puerta es de enjundia, con una llave muy grande y antigua que sobre todo sirve para abrir pues cerrar lo hace sin tantos espavientos. 

Su vieja gatera está ya tapada pues se dejó de tener felino antes incluso de tener perro pastor.

Contrasta el color terroso de la parte inferior contaminada de los barros del suelo y los tonos negros de las partes superiores, con señales de muertos que escapaban por las rendijas de lo alto.

Es una puerta llena de historia y de olores. Una señora puerta.

22.2.13

Es como un milagro poder crear color con las manos

En noviembre son la calabazas, en marzo las nuevas hojas tiernas de los árboles que se atreven. Siempre los colores, los amarillos cromos o los verdes primavera, los naranja calabaza o los sienas, los verdes vejiga o los blancos rosáceos. 

Con el color podemos cambiar las sensaciones, nuestras alegrías o nuestros pensamientos. Somos influenciables por múltiples factores y el color es uno de los más suaves. Color y color, suaves mezclas de color. 

Creadores de color, el milagro de ver nacer un color. Mis años gráficos que llevan a soñar con el color que nace ante los ojos con una mezcla y una espátula.

El Aragón que fue y ya no es ni será

Esta sabina es el ejemplo de lo que fue y ya no es. De un Aragón diferente con menos desierto. Es una sabina única simplemente por que no hay otra de su edad a muchos kilómetros de distancia en una zona en donde todo era un bosque de sabinas. Un árbol sobreviviente. Recibe visitas de agradecimiento mientras permaneces quieta y de pie, aguantando lo que no pudieron sus antepasados. Otro Aragón existió antes de ser esquilmado para guerras.

21.2.13

Vuelve la primavera, aunque se empeñan en fastidiarla


La primavera se está construyendo en la fábrica de los futuros, me lo acaban de confirmar. 

Ya se está preparando llena de aguas, para insistir en regarnos las ilusiones y los primeros calores. 

Los árboles y arbusto se están adelantando, impacientes por crecer y brotar. 

Al menos, entre tanta desilusión social, nos quedará la primavera para ilusionarnos en el futuro posible.

20.2.13

Prohibido aparcar en mitad del campo silvestre

En pleno monte árido y pedregoso uno se puede encontrar de todo. Incluido un cartel en donde prohíben aparcar, dejando muy claro que solo se refieren a vehículos. Si vienes con vacas o caballos, puedes aparcar sin problema. Aunque creo que aparcar viene de “dejar el car apartado”, pero bueno esta es otra.

Aunque parezca imposible no lo es, junto al cartel comienza un camino que nos lleva a un paisaje del Aragón menos conocido que merece la pena ver, “Los Aguarales” de Valpalmas. Es posible pues acudir allí, en pleno monte pelado y sentir la tentación de dejar el coche mal aparcado, molestando el paisaje.

19.2.13

Me gustan los líos naturales y con mucho color variado


Me gustan los barullos, los líos de colores y formas, los lugares repujados y abigarrados en donde ya no parece coger ni un simple alfiles de aguja.  Tal vez fue la falta de elementos en la niñez, cuando yo no tenía de nada, ni libros, ni juguetes en demasía, ni posibilidades.
Me gustan los lugares en donde nadie es más que los otros, aquellos en donde todos parecen tener la misma importancia y necesidad de estar. Es imposible imaginarse un hueco vacío en los lugares en donde hay de todo, pues ese todo ocuparía enseguida el espacio disponible. Todo es muy sabio para no dejar espacios libres, excepto que los hayamos provocado por arranque.
Este jardín es de Pau, en el sur de Francia. Me gustaron los colores con formas pequeñas, el agua y sus nenúfares, pero también su aspecto desordenado, casi totalmente natural. Me gustó su silencio que es imposible traer en una fotografía. Pero ahora lo escucho.

¿Para qué sirve guardar una fotografía? Para volver a vivir

Hay sitios y lugares, hay milagros y atardeceres, hay luces y sombras. Casi siempre hay donde elegir, depende de las horas, de la luz, de la mirada, de las ganas de observar y esperar un momento a que el color sea de tu agrado.
Esos instante solo a través del recuerdo se pueden conservar,  volverán otros, mejores o peores, pero siempre otros. No es posible volver a repetir el mismo instante, el mismo olor o sabor, la misma compañía, la misma sensación.
Incluso muchas veces uno se sorprende al ver imágenes antiguas de haber estado allí en ese preciso momento. Pero debió ser así, amontonadas entre miles de bellezas que se van perdiendo si no fuera por la fotografía.

18.2.13

Crecen juntos los desiertos y las aguas

Siempre en el agua, lavadas y húmedas, limpias y en posición de presente. Crecían, se tambaleaban si venía el aire, disimulaban su interior arropándose entre ellas. Algunas se atrevían a salirse de la formación, a crecer invadiendo más aguas, pero su debilidad era manifiesta y les costaba mucho crecer. Al final muchas de ellas perecían secas por el árido viento del desierto que contemplaba como la gran charca crecía a su vera sin poder tomar sus aguas para regarlo. Son las paradojas de la naturaleza en Aragón.

17.2.13

La puerta verde que seguía cerrando nadie sabe qué

Cientos, miles de veces se abrió para dejar salir. Las mismas para dejar entrar. Recibió palos y herrajes, golpes y cepillos, pinturas y apoyos. Ahora recibe aguas y sol, años y polvo. Es lo que tiene dejar de tener un uso constante. Ya nadie se acuerda de pintarte.
Estabas herida de agujeros y remaches, de boquetes tapados y heridas golpeadas. Pero seguía en forma, seguía cerrando. Nadie sabía qué, excepto su dueño.

El terrible trabajo de las flores "quitameriendas"


Nada es tan terrible para la buena vida natural que las flores llamadas “quitameriendas” de aspecto suave y delicado, que aparecen por los caminos boscosos de los pinares. Su dulce magenta contrasta totalmente con los verdes que se esfuerzas en no morir o con las hojas caídas desde los pinos que delatan el rojizo de la sequedad.
Las flores “quitameriendas” anuncian el otoño, nos dicen que se acabaron ya los tiempos de ir a merendar al campo, pues el día se hace más corto y los fríos empiezan a inundarnos. Son flores tramposas donde las hayas. Y rencorosas pues vuelven todos los años.

16.2.13

La geometría imperfecta de la vista perfecta


 Geometría dura, líneas que se rompen, colores escondidos, planos, planos, planos. 

Es como que todo pareciera desmontarse un poco para mostrarnos las imperfecciones de las geometrías de los humanos. 

Aunque se intente, siempre salen movimientos imperfectos que amenazan con caer. 

Debe ser la vista la que no es perfecta.

Frase de amor en una pared de Soria


Buscando tu corazón lanzo mensajes al viento


Tu amor y mi placer: ráfagas de un pensamiento

Debía ser la libertad inerte de las raspas. O no


Cabalgaban, se movían sin ser vistas, se abrazaban, resurgían desde la selva del arbusto diminuto en contraprestación a los blancos de las flores. Se miraban.
Nada contrasta más que los movimientos quietos de colores vivos. Las flores blancas observaban y las raspas naranjas y rojas bailaban a su son sin importarles quien las miraba. Debía ser la libertad.

Una madera quemada en dos fases diferentes

Me parecieron dos maderas quemadas en el mismo tronco, curiosamente la mancha amarilla estaba sobre la madera negra y la mancha negra sobre la madera más amarilla. Era el contraste del positivo y el negativo, del si y el no. 

Era imposible saber donde estaba el positivo y el negativo, pues ambos me hipnotizaban. Me los imaginé descentrados e ilógicos. Por uno se podía intentar mirar para no ver y sobre el otro se podía mirar y ver la belleza. Me quedé con ambos.

15.2.13

Me gusta hablar con los que se asoman a las ventanas


Me gusta encontrarme con los que se asoman a las ventanas, dialogar, mirarnos a los ojos,  sospechar qué piensan, adivinar sus problemas y entresacarles sus soluciones. Miro hacia las ventanas buscando los que se asoman pues siempre hay sorpresas.
Iban de blanco aunque el polvo las delataba. Llevaban ya mucho tiempo asomadas y sin respuesta clara. El gran error era haber puesto la verja de alambre, que les impedía volar o lo que es más fácil, que las “volaran”.

Isabel y Diego murieron en Teruel por amor pero siguen vivos


Isabel posó sus labios sobre el cadáver de Diego, ya muerto por la negación de un beso, y murió sobre él atrapada por el amor no permitido desde su familia.

Es una leyenda, pero es sobre todo amor, es poesía, es entrega y vida entre la muerte. 

Lo de menos es la autenticidad de la historia, lo que llega y queda es el mensaje de amor, el compartir incluso la muerte.

He torcido las manchas para dominarlas


Hasta que me las llevé en el bolsillo, eran las paredes de un ascensor metálico afectadas de los óxidos del agua de la lluvia. Pero habían cobrado una vida especial, unos movimientos nuevos, unas sensaciones decorativas que antes no tenían. Las manchas tenían un sentido anónimo y el ascensor seguía funcionando sin saberlo. Me encantaros los inicios de los violetas chocando con los óxidos limpios.

Gritos de papel que se van rompiendo ellos solos

Amontonamos la información entre papeles que se van rompiendo como las esperanzas puestas en ellos. Unos sustituyen a otros sin que veamos soluciones, pero la insistencia y el furor de los mensajes siguen siendo gritos vivos a la incapacidad social. Quien debería leerlos no viven en los barrios en donde se pegan estos gritos.

Los tres clavos que sujetaban por detrás la puerta

Los tres clavos se disimulaban entre los nudos, pero estaban en aquella madera vieja sujetando los años por detrás, escondiendo una madera cruzada que aguantaba todo el teatro.

Fue una puerta verde, sin duda, y las aguas recuperaron su esplendor de madera ajada, aunque la falta de cuidados le llevaron al declive tras constantes abandonos. Ahora ya no es casi nada, esconde un viejo almacén de polvos y una antigua cuadra de cochinos.
Sus leves rastros verdes primavera nos indican que hubo tiempos en que era una puerta válida. Ahora es un simple cadáver que tapa las penas viejas de unos dueños también fallecidos.

14.2.13

Empujan por nacer, obligadas por la primavera lejana


Nacer es empujar, es abrir, es salir a la luz, es dejar de estar escondidas en su rama. La primavera empuja las sensaciones, los milagros, las necesidades por salir y conocer el nuevo destino. Estas hojas son de un arbusto floral, empujando desde su rama por salir de momento al frío. Lo hacen muy lentamente pues todavía el sol es tímido y no calienta lo que ellas necesitan, pero ansían salir a crecer y multiplicarse. Seguro que por debajo hay más, también empujando.

El caos floral al natural, es el que más orden tiene


Los ramos de flores cortadas tiene un orden complejo de entender, pero una manera de mostrarnos el conjunto con una organización agradable aunque a veces difícil o incluso absurda. Pero los ramos de flores naturales, los del campo, esos si que son inaccesibles a la explicación y el orden. Son aleatorias y maravillosamente cambiantes según el aire. Son inasequibles a la explicación.

La salida de la habitación verde, no existía

Escapaba. Huía con la bolsa hacia ningún lugar, buscando un espacio más tranquilo, con más luz, con menos sombras.

Pero las puertas estaban rotas, eran inadecuadas para escapar por ellas.

Tenía excesivas dudas.

La ventana verde que impedía mirar desde dentro

Para asomarse no sirve, para para mirar desde fuera resulta maravillosa. Sus verdes sobre los blancos enmarcan la belleza. Es un pueblo de Zaragoza, una ventana de una familia cuidadosa con sus elementos, con gusto por agradar a los vecinos. Imagen Julio Puente

Tierras áridas conquistadas para el pan o la cerveza


Desde el montículo se veían las tierras áridas conquistada a las lomas secas para un cereal escaso. En los fondos la poca agua deja más tiempo la humedad y si estas hondonadas están cerca de los caminos se siguen utilizando para el trigo o la cebada. Es comodidad y exceso de abandono, es necesidad de poder entrar con máquinas y ser rápido en las labores. Ya no sirven de nada los terrenos pequeños ni los alejados de las cañadas.

13.2.13

Eran una uve doble y una ese, separadas por un cartón


No creo que fueran a decir nada en especial, pero me parecieron un matrimonio curioso. Una uve doble y una ese juntas y encajonadas separadas por una pared de cartón para que no se pudieran tocar una vez las luces de la exposición se apagaban. Son ganas de joder a las letras, seguro. Una ese y una uve doble. ¿Qué sentido tienen?, me pregunto. No lo sé.

Era una red de nada, buscando sujetar la nada


Y atrapado quedé de la sencillez de las líneas, de sus bolitas finales, de sus puntos de anclaje. No decían nada y eso impresiona. Incluso algunos sectores parecen escaparse de su trabajo de sujeción y aquello me produjo curiosidad. No temía nada que no fuera la consideración de boceto de nada, de un apunte burdo de la nada, pero como de un vacío sujetado por y desde el todo.
Era plano, no tenía volumen y aquello me molestó, pero no quise darle importancia. Es posible que algunos ni lo detecten si yo no lo cuento. Bueno si, tiene  volumen aunque plano, en dos dimensiones, trabajando el movimiento, tal vez incluso el estiramiento de algunas partes.

Agarradas por los nudos que aprietan


Eran líneas de colores formando una cortina rasgada desde el ordenador. Luego decidí atarlas todas con una cuerda imaginaria, como cogiendo en un nudo las partes centrales para que la luz negra pudiera penetrar hasta nosotros. Nunca pensé —hasta el final— que las luces negras no iluminan y que incluso la mayoría de las veces oscurecen. Al menos esta vez logré, que la luz desde fuera tuviera la misma intensidad sin verse afectada por los fondos.

Para poder moverse, unas tenían que ganar donde otras perdían


Siempre llenas de agua, se sentían no solo secas sino también ásperas, abruptamente insociables y broncas con sus vecinas de orilla. Eran insociables pues dependían del agua para seguir viajando y solo algunas lo conseguirían a costa de tener buena posición de partida. Si quedaban planas no lograrían moverse, si repuntaban sus laterales podrían correr con el agua en busca de los destinos nuevos. Rodaban solo si lograban la suerte de estar en buena posición. Para ganar, otras tienen que perder.

Cielo de mar poco antes de morirse con el día

Cielo de mar, bravo y desafiante, duro pero bello que asusta para desaparecer, pues muere el día preocupando, dejando la señal de que se está reventando con toda la batalla posible, con sus rojos amenazantes o sus amarillos de fuego. Todavía el azul celeste se deja ver para señalarnos lo que volverá al día siguiente, cuando vuelvan a nacer las nubes nuevas.

La elegancia grupal de las grullas de Gallocanta


Elegancia grupal, música de percusión, vuelos en formación en busca de nuevos destinos. 

Las grullas son gregarias y aristocráticas voladoras, son visitantes ocasionales que vuelven todos los años a enseñarnos la fidelidad como valor que se repite. 

Si no vinieran, el fin del sistema ya habría llegado.

Lo importante nunca es el camino, sino la meta

Si hubiera sido pequeño de estatura no se me hubiera visto entre tanta hierba alta que rodeaba aquel camino. Pero mi altura me delataba y sobresalí desde el camino buscando la salida, intentando simplemente escapar de allí para buscar una dirección recta, un lugar en donde no tuviera que estar tan pendiente del camino y más de la meta.

La vigilante de la playa de San Sebastián


Era la vigilante del parque, la que oteaba desde lo alto quién entraba y salía, quién tenía buena sensación y quién venía con ganas de estropear. 

A veces se movía desde su trono en busca de mejores vistas o para intuir lo que podría suceder si las visitas no se comportaban. 

Sus gritos delataban a los incorrectos.

Agua torcida por culpa de un aire más fuerte

Pensé enseguida que aquella agua torcida tenía un sentido mayor que el del aire potente que lograba cambiar su dirección. Al caer ella sola era incapaz de caer recta, se doblaba presa del nervio de un aire fuerte que la empujaba hacia fuera.  El aire era más potente que el agua y aquello me sorprendió.

Voy a desnudar mi arte, con miedo al ridículo

Nunca me ha gustado mostrarme, sé que no merece la pena ni la ocasión. Pero yo también quiero verme, observar lo que hago y no simplemente observar lo que hacen otros. No soy bueno, es decir, como la mayoría. Pero eso no debe ser freno, pues si lo fuera, no merecería la ocasión seguir haciendo nada.

11.2.13

La veo cuando voy a pasear en busca de murciélagos heridos

La observo muchas noches, cuando voy a pasear en busca de murciélagos heridos. La veo sin negro envolvente en las mañanas de reuniones amigables. La disfruto cuando voy de fiesta o cuando en compañía de mi santa nos dirigimos al centro a comprar cosas nuevas.

Es como una silueta que nos dice donde estamos, hacia donde vamos, incluso y por qué no, desde donde venimos. Es el emblema, la marca de la casa, el sentido de las calles, el punto.
Me gusta de noche pues llena todo con su brillo; y por que asombra a los que la ven de entrada o de salida. Sin ella no seríamos igual en mi pueblo, lo sabemos todos.

10.2.13

Las personas lucero alumbran donde ni sabíamos que había oscuridad


Hay personas que saben trasmitir, que hablan para todos desde ellos, que nos ayudan a desenredar la madeja de la vida sin casi darnos cuenta nadie. Son como luces con sus palabras que van alumbrando caminos nuevos de los que ni remotamente suponíamos que tuvieran tantos recovecos. 
Sus raices de experiencia acumulada van saliendo al exterior simplemente para entregarlas a quien quiera cogerlas para su vida.
Las personas luceros a veces, muchas, pasan desapercibidas, pero son muy necesarias aunque no se note su pequeño trabajo de dar una gran luz a lo que incluso no vemos ni oscurecido hasta que ellos nos lo alumbran.
Efectivamente, NO hablo de esoterismo ni bobadas de esas. Hablo de sentido común y de vida sencilla, de la que se va gastando un poco cada día.

9.2.13

Vitoria Gasteiz rosa con verdes y amarillos

No era Japón aunque podría, era simplemente un parque bien cuidado, un lugar de color en Vitoria para soñar olvidándote que a veces observamos menos colores de los que necesitamos para continuar por nuestro camino. 

Aquellas hojas eran casi granates, era un otoño cualquiera en donde el frío todavía no molestaba. Aquellas hojas cuando decidían caerse al suelo dejaban sobre el árbol su color rojizo y caían amarillas tostadas, pero no marrones, pues deseaban mantener el vivo color, la belleza y la fuerza del color oro.
Los verdes vecinos le envidiaban, pero sin darse cuenta que para manifestarse maravilloso con un rojo granate, es necesario tener a su vera un verde potente que les entrega variedad y contraste. Sin el verde, aquel parque no sería tan bonito.

8.2.13

La pared que compartían Michelín y Cristo en Vitoria

Aun sin saber los autores, cualquier poema nos dice lo mismo, aunque queda en nuestro olvido su nacimiento, incapaces de seguir buscando más detalles de su maestría.  No conocer al autor supone no poder seguirle, no adivinar sus intenciones totales, no poder saber si continuó por el mismo camino o se quedó atascado en alguna vereda con curva pronunciada.
Este montaje de pared curiosa y gris, no figura en mis notas con el nombre de su autor. Sé que lo pillé en un viaje por Vitoria, que me impresionó su maestría y atrevimiento y que lo pillé para mi recuerdo. Pero cometí el error de no apuntarme el nombre del autor. Es un anónimo embutido en la ignorancia de un error propio. Pero no me diréis que no es chula la composición de ídolos, cristos y colores. La imagen es de Julio Puente.