Como nunca sabemos bien qué somos, nos podemos encontrar en un momento curioso de nuestra vida con que nos digan que no somos nada.
Tenemos que admitirlo, pues es posible que los demás tampoco sean nada.
No sabemos qué somos, y lo curioso es que tampoco sabemos qué podríamos ser si nos miraran otros seres.
Tampoco sabemos de qué estamos compuestos, excepto de que somos en nuestra gran mayoría… agua.
¿Pero… agua y no nos desparramamos por ningún sitio?
¿Agua que sabe mantener su forma de manera constante?
¿Y qué es el agua, o de qué se compone nuestra propia agua?
Cuando una hoja natural pierde el agua se queda un cadáver de color marrón.
Le salen las arrugas y las manchas. Se suelta ella sola de su rama y se tira al suelo que es su destino.
Simplemente lo que ha sucedido es que ha perdido agua.