Cuando miro de cerca una flor, intento descubrirle esos detalles imposibles que me esconde. Cada flor encierra formas que desafían la lógica, colores originales que, al combinarse, crean una estructura casi única.
Me asombra pensar cómo algo tan sencillo como una flor puede ser, al mismo tiempo, tan difícil de comprender o de reproducir.
Quizá la única ventaja que tenemos sobre ellas es que somos más inteligentes… aunque no siempre sepamos usar esa inteligencia con fines verdaderamente inteligentes.
Al fin y al cabo, nadie es perfecto.
