Estéticamente es algo sucio.
No es agradable.
Tampoco.
Podría entenderse como provocador.
Pero… ¿provocador de qué, para quien?
Me imagino una habitación cuadrada, con cuatro esquinas.
Sí, y con cuatro mingitorios, uno por esquina.
Se entraría por el centro de una de sus paredes.
Nunca pensé entrar por el techo o por el suelo.
Aunque eso sí sería provocador.
Esa sería una manera de mear sin hablarse, como castigados contra la pared.
Nunca nos hablamos mientras meamos.
Los hombres no.
Estamos más pendientes de no mancharnos los pantalones.
Somos unos guarros.
Soy un guarro.