Son gallegas observadas en Madrid. Esos paisajes que para los del interior, siempre, nos producen un sueño imposible. No podemos estar allí casi nunca. Es un lujo disfrutar del mar si no lo tienes cerca.
El mar es el inicio, posiblemente venimos del mar y eso se nos nota por dentro, sin saberlo. Necesitamos al menos, ver el mar de vez en cuando, no sabemos bien para qué, pero posiblemente es que venga en nuestra programación ancestral.
El mar es como un enorme vientre materno sobre el que nos movemos sin ahogarnos si somos cigotos. En cuanto tenemos la libertad de respirar fuera, ya no podemos volver sin el peligro de ahogarnos en la sopa de la vida.