Las colas son las partes finales.
Lo que menos notamos.
Lo que menos se ve.
Pero existen.
Los dragones tiene cola.
Todos.
Y este dragón, al que no vemos, también.
Es un dragón catalán.
Es el dragón de San Jorge.
Moviéndose al aire.
Lo que menos notamos.
Lo que menos se ve.
Pero existen.
Los dragones tiene cola.
Todos.
Y este dragón, al que no vemos, también.
Es un dragón catalán.
Es el dragón de San Jorge.
Moviéndose al aire.
Nunca sospechó que esto podría suceder.
No se imaginó que a su hija la ofrecerían a trozos.
Mostrar las entrañas de una hija siempre duele.
Pero tenerla varas semanas metida en una cámara frigorífica, más.
Lo curioso es que dicen… que se llegaba a vender así como la vemos.
Que incluso había personas que compraban los trozos.
Carísima, decían, que para eso era gallega.
Se convierte dentro de nuestros ojos en un mundo imposible.
Lleno de colores nuevos, de formas casi increíbles.
El mundo de los reflejos, lo carga el Diablo.
Cuerdas que venían e iban.
No sé bien el camino emprendido.
Tengo dudas.
Contemplo la belleza del encuadre y sigo dudando.
Dudo incluso del nudo.
Dudar de un nudo marinero no es muy habitual.
Me retiro unos centímetros, pues dudo incluso de mi balanceo.
Me voy con mi duda a otra parte.