Su madre era gallega.
Nunca sospechó que esto podría suceder.
No se imaginó que a su hija la ofrecerían a trozos.
Mostrar las entrañas de una hija siempre duele.
Pero tenerla varas semanas metida en una cámara frigorífica, más.
Lo curioso es que dicen… que se llegaba a vender así como la vemos.
Que incluso había personas que compraban los trozos.
Carísima, decían, que para eso era gallega.