Poco a poco se nos fue cayendo el color, la capa que cubría nuestras deficiencias. Poco a poco nos fuimos quedando solo con la piel ajada, rota, llena de arrugas que advertían de los finales.
Intentamos darle una capa de nueva pintura, pero enseguida se nos caía el maquillaje. No sirve de nada mentirnos, la vida es como es desde hace mucho más tiempo que el que hemos ido disfrutando.
Tal vez haya que disimular, o no mirarnos en el espejo. O ambas cosas a la vez.