La naturaleza es tremendamente compleja, capaz de crear enmarañamientos complicados de entender, y además dotarlos de colores brillantes para atraer a insectos. Es un técnica de caza y engaño maravilloso.
No sé si los humanos hemos copiado de la naturaleza para engañar, o si nos ha salido desde dentro, pero nosotros también somos capaces de disfrazarnos de bellos colores para engañar a nuestros semejantes.
Incluso de crear redes indisolubles para atrapar a quien se nos acerque con buenas intenciones y cierta dosis de candidez.
Es la vida natural, todo ella, también lo son las trampas que creamos los humanos.