El ruido aumenta mientras te atenaza, muchas veces, se sufre en silencio, dudando de dónde estás y sobre todo dudando de hacia dónde quieres ir.
Te miras, te observas desde fuera, nada te gusta, pero permaneces quieta a la espera de nada.
Sabes que a poco que te muevas te caerás. Y te quedas ensimismada, esperando la nada.
El silencio a veces, también funciona.
