Observamos lo que no es habitual, y si lo enmarcamos debidamente, incluso lo contemplamos como si fuera belleza.
Y puede que lo sea.
Incluso puede que todo depende del día, de la rotura, del encuadre, del montaje, de las ganas de ver algo diferente.
Jugar con las miradas, con el Arte Experimental, incluso con el Arte Digital hecho a mano, es un entretenimiento.
Jugar con los tamaños produce sensaciones no habituales.
Es jugar, pero es que nos deberíamos acostumbrar a jugar más, pues eso tranquiliza.
